14.2.09

Ahora que se acorta la sombra, se reducen los espacios entre unos y otros. Nos apiñamos dentro de un recinto reducido, imponente, sin cercas. Las cercas de la sombra, potentes. Las cercas de la luz, solaces en el frío. Pero acá estamos, bajando, horizontales en pleno trópico. Dividido el espacio por las horas, los umbrales cambiantes de la persecución solar, hasta que estallen los colores de la tarde y la brisa barra las hojas del día.