26.12.08

Iquitos es el tercer puerto más grande del Perú luego de Lima y Callao.

De Pantaleón y las Visitadoras,
la novela de Mario Vargas Llosa:

"Y, para comenzar, como todos los días, nuestra sección: UN POCO DE CULTURA. Nunca nos cansaremos de repetiro, amables radioescuchas: es preciso que elevemos nuestro nivel intelectual y espiritual, que ahondemos nuestros conocimientos, sore todo los que conciernen al medio que nos roeda, al terruño, a la ciudad que nos cobija.

Conozcamos sus secretos, la tradición y las leyendas que engalanan sus calles, las vidas y hazañas de quienes les han prestado su nombre, la historia de las casas que habitamos, muchas de las cuales han sido cuna de grandes prohombres o escenario de episodios inmarcesibles que son orgullos de nuestra región.

Conozcamos todo esto porque así, adentrándonos un poco en nuestro pueblo y nuestra ciudad, amaremos más a nuestra Patria y a nuestros compatriotas. Hoy vamos a contar la historia de una de las más famosas mansiones de Iquitos. Me refiero, ya lo han adivinado ustedes, a la conocidísima Casa de Fierro, como se la nombra popularmente, que se yergue, tan original, tan distinta y airosa, en nuestra Plaza de Armas y donde funciona en la actualidad el señorial y distinguido Club de Iquitos. El Sinchi pregunta: ¿cuántos loretanos saben quién construyó esta Casa de Fierro que sorprende y encanta a los forasteros cuando pisan el suelo ubérrimo de Iquitos? ¿Cuántos sabían que esa hermosa casa de metal fue diseñada por uno de los más alabados arquitectos y constructores de Europa y el mundo? ¿Quiénes sabían, antes de esta tarde, que esa casa había salido del cerebro creador del genial francés que a comienzos de siglo levantó en la ciudad luz, París, la torre de fama universal que lleva su nombre? ¡La torre Eiffel!

Sí, queridos radioescuchas, como lo han oído: la Casa de Fierro de la Plaza de Armas es obra del audaz y muy renombrado inventor francés Eiffel, es decir un monumento histórico de primera magnitud en nuestro país y en cualquier parte del mundo. ¿Quiere decir esto que el famoso Eiffel estuvo alguna vez en la cálida Iquitos? No, nunca estuvo aquí. ¿Cómo se explica, entonces, que esa magna obra suya destelle en nuestra querida ciudad? Eso es lo que el Sinchi les va a revelar esta tarde en la sección UN POCO DE CULTURA de su programa...

Breves arpegios.

Corrían los años de la bonanza del caucho y los grandes pioneros loretanos, los mismos que surcaban del norte al sur y del este al oeste la espesura amazónica en busca del codiciado jebe, competían deportivamente, para beneficio de nuestra ciudad, en ver quién construía su casa con los materiales más artísticos y costosos de la época. Y así vieron la luz esas residencias de mármol, de adoquines y fachadas de azulejos, de labrados balcones que hermosean las calles de Iquitos y nos traen a la memoria los años dorados de la Amazonía y nos demuestran como el poeta de la Madre Patria tenía razón cuando dijo "cualquier tiempo pasado fue mejor". Pues bien, uno de estos pioneros, grandes señores del caucho y la aventura, fue el millonario y gran loretano Anselmo del Aguila, quien, como muchos de sus iguales, acostumbraba hacer viajes a Europa para satisfacer su espíritu inquieto y su sed de cultura. Y aquí tenemos a nuestro charapa, don Anselmo del Augila, en un crudo invierno europeo -¿cómo temblaría el loretano, no?-, llegando a una ciudad alemana y alojándose en un hotelito que llamó poderosamente su atención y le encantó por su gran confrot, por el atrevimiento de sus líneas y su belleza tan original, ya que estaba íntegramente construido de fierro. ¿Qué hizo entonces el charapita del Aguila? Ni corto ni perezoso y con ese fervor por la patria chica que nos singulariza a la gente de esta tierra, se dijo: esta gran obra arquitectónica debería estar en mi ciudad, Iquitos la merece y la necesita para su galanura y prestancia. Y, sin más ni más, el manirroto loretano compró el hotelito alemán construido por el gran Eiffel, pagando por él lo que le pidierion sin regatear un céntimo. Lo hizo demontar en piezas, lo embarcó y se lo trajo hasta Iquitos con tuercas y tornillos inclusive. La primera casa prefabricada de la historia, queridos oyentes. Aquí, la construcción fue montada con todo cuidado, bajo la amorosa dirección del propio Aguila. Ya saben la razón de la presencia en Iquitos de esta curiosa y sin igual obra artística. Como anécdota postrera es preciso añadir que, en su gesto simpático y en su noble afán de enriquecer el acervo urbanístico de su tierra, don Anselmo del Aguila cometió también una temeridad, al no percatarse que el material de la casa que compraba era muy adecuado para el frío polar de la culta Europa, pero algo muy distinto resultaba el caso de Iquitos, donde una mansión de metal, con las temperaturs que sabemos podía constituir un serio problema. Es lo que sucedió, fatalmente. La casa más cara de Iquitos se reveló inhabitable porque el sol la convertía en una caldera y no se podían tocar sus paredes sin que a la gente se le ampollaran las manos. Del Aguila no tuvo otro remedio que vender la casa a un amigo, el cauchero Ambrosio Morales, quien se creyó capaz de resistir la infernal atmósfera de la Casa de Fierro, pero tampoco lo consiguió. Y así estuvo cambiando de propietario año trás año, hasta que se encontró la solución ideal: convertirla en el Club Social de Iquitos, institución que está deshabitada en horas del día, cuando la Casa de Fierro echa llamas, y se realza con la presencia de nuestras damitas más agradicadas y nuestros caballeros más distinguidos, en las tardes y noches, horas en que el fresco la hace acogedora y templada. pero el Sinchi piensa que, teniendo en cuenta su ilustre progenitor, la Casa de Fierro debería ser expropiada por la Municipalidad y convertida en un museo o algo parecido, dedicado a los años áureos de Iquitos, el período del apogeo del caucho, cuando nuestro preciado oro negro convirtió a Loreto en la capital económica del paìs. Y con esto, amables oyentes, se cierra nuestra pirmera sección: UN POCO DE CULTURA".

20.12.08

Universidad Particular de Iquitos

Visitamos la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Particular de Iquitos, la única en los seis departamentos de la Amazonia peruana, y entrevistamos al Arq. Fernando Recalde, su Decano. ¿Qué propone? Diseñar desde adentro; contribuir a mejorar la calidad de vida de la población; investigar híbridos urbano-rurales; experimentar con metodologías de diseño que respondan a la realidad bio-climática y socio-cultural de Iquitos; promover lazos de cooperación con otras instituciones de América Latina y el mundo. Llevan a cabo programas de intercambio con la Universidad de Florencia, institución que estuvo a cargo del proyecto Amazon Eco-Park.
Nos habló de UNAMAZ (Asociación de Universidades Amazónicas), cuyo campo de investigación es toda la hoya amazónica. Por él supimos que hay 46 arquitectos registrados en el Colegio de Arquitectos de Loreto (un dato que habrá cambiado desde que lo obtuvimos) y aproximadamente 200 en los seis departmentos de la Amazonia peruana, cuya población constituye un 3% de la población del Perú, y produce un 3% del PIB del país. Conversamos sobre la economía extractivista que a menudo acecha a la Amazonia y sobre la ausencia de un ordenamiento territorial en una región donde la ocupación del territorio va de la mano de las políticas económicas globales (y engrosa el PIB nacional, no el local). La Amazonia como despensa del mercado transnacional, las concesiones forestales, las concesiones petroleras y mineras, etc. etc. Conversamos sobre el IIRSA, el tema de las infraestructuras y la competencia entre ciudades por convertirse en nodos centrales dentro de las nuevas redes de comunicación . Nos explicó el Arq. Recalde que no se puede acceder a Iquitos y Uribaes cuando baja el nivel del agua, una desventaja comparativa frente a Saramiriza, que no sufre de este problema. Sin embargo, se ha establecido una pugna entre Iquitos y Uribaes por la supremacía como paso en el eje amazónico. Con respecto al transporte aéreo, sorprendentemente, ninguna empresa aérea está asentada en Iquitos. El comercio es la principal actividad económica de esta ciudad que controla la economía y política de Loreto. También se ha convertido en un lugar de paso de drogas. La energía se genera con residuos del petróleo, una típica industria de la extracción que no deja valor agregado. El Arq. Recalde opina que la diferencia de nivel entre el Napo y el Amazonas provee una oportunidad excelente para generar energía hidroeléctrica. De hecho, Electro-Oriente está a cargo de desarrollar la Central Hidroeléctrica de Mazán.
Cuando le preguntamos cómo describiría a Iquitos, el Arq. Recalde responde: "Es una ciudad grande pero no es una gran ciudad". Añade: "O se hace una cirugía mayor en la ciudad o la refundamos". Su sueño es que se convierta en un prototipo de ciudad ecológica y por eso enfatiza el tema medioambiental en su programa de estudios. En su facultad dictan cursos entre 11 y 12 arquitectos y un par de ingenieros a 150 estudiantes. La Facultad no ha logrado articularse con el Municipio de Iquitos, a pesar de que le gustaría establecer canales de colaboración. Para poder involucrar a la comunidad en los procesos de diseño, y por sobretodo, para ofrecerle un servicio, la Facultad ha creado unos consultorios técnicos gratuitos conformados por equipos que trabajan en temas relacionados con la mejora de los barrios marginales. Su acción-misión recuerda a la tradición de los "arquitectos del pueblo" de Cuba: profesionales que, como los "médicos del pueblo", ofrecen sus servicios en las zonas más necesitadas.
Otro tema de interés que surgió en la conversación fue el papel que juega Brasil en la región amazónica. Existen proyectos de expansión brasileña a lo largo del eje amazónico. Recalde se remite a los bandeirantes y al capitán portugués que desde el Atlántico llegó hasta Quito (en ruta invertida a la de Orellana). La lucha por el Amazonas es histórica y no ha cesado. Siguiendo el modelo brasileño de Manaus, Iquitos aspira a constituir una Zona de Libre Comercio. Nos habla sobre la necesidad de construir puentes sobre Bellavista y el río Nanay. Nos invita al Congreso Internacional de Estudiantes Universitarios de la Región Amazónica, que se llevó a cabo entre el 1 y el 5 de septiembre (2008) en Iquitos. Nos explica que Iquitos está a orillas del Itaya, ya no del Amazonas, cuyo movimiento es tan inquieto que modifica incesantemente las condiciones geográficas. "Es un río vivo, irreverente", nos dice, y los puertos pasan de ser puertos vivos, húmedos, a ser puertos secos, muertos. Nos recomienda buscar cartografías de navegación en la Dirección de Hidrografía de la Marina de Guerra. Nos explica que su facultad propone el uso de conectores transversales entre meandros para mitigar los efectos del movimiento del río. El rango de cambio entre los extremos de la expansión y la compresión son considerables. Los meandros se encogen y se alargan. "Habría que conformar grupos multi-disciplinarios con geólogos, hidrógrafos, geógrafos, etc. para diseñar sistemas de navegabilidad en el Amazonas", sugiere. Cuando le preguntamos si nos podía recomendar bibliografía relacionada con los procesos de colonización, ocupación y urbanización de la Amazonia, nos recomendó la tesis de Avencio Villarejo, quien concentró gran parte de sus esfuerzos de investigación en describir los viajes de exploración que han contribuido a abrir rutas, y han servido para hacer levantamientos de recursos naturales, geografías descriptivas y etnografías primerizas. Discutimos sobre el componente patrimonial de ciudades amazónicas como Iquitos, cuyo tejido histórico es de una riqueza incalculable y necesita ser recuperado. Conversamos sobre la carretera que vincula a Iquitos con Nauta, que si bien fue financiada en su totalidad por el gobierno local, terminó por presentarse oficialmente como obra del gobierno nacional, en dos inauguraciones. Por último, este entretenido arquitecto, nos habló sobre el Comité Cívico contra el ruido y la necesidad de obtener donaciones de libros (anotó que Colombia no grava los libros, por lo que la mayoría de importaciones de libros se llevan a cabo en Leticia).
Lo que nos contó el Dr. César Ramal Asayag, oriundo de Arequipa, en el Hospital de Iquitos:
SUELDO: el sueldo médico equivale al sueldo básico de 1994, la época en que Fujimori re-estructuró el sistema de salud pública y promovió la implementación de servicios de salud a lo largo y ancho del Perú.
NECESIDADES ACTUALES DEL HOSPITAL: El hospital necesita pintura, una radio y motores para poder dar servicios en el río Ucayali. Existe una flotilla de enfermeras que se dedica a vacunar a los habitantes a lo largo del río.
MALARIA: En 1997 se reportaron 120.000 casos de malaria en Loreto. Se creía posible erradicarla; sin embargo, incrementó. La OMS (Organización Mundial de la Salud) creó un núcleo de control de malaria, una enfermedad que ha sido clasificada como infecciosa emergente (emerging infectious disease). El Dr. Ramal nos narró el caso de los mosquiteros transparentes que fueron repartidos en Loreto como medida para reducir la incidencia de malaria. El proyecto fue un fracaso porque no se tomaron en cuenta aspectos culturales. Los mosquiteros se utilizaron como redes de pesca o fueron puestos a la venta a cargo de ropavejeros. Los mosquiteros oscuros y opacos han tenido un mayor éxito, pues proveen privacidad a la vez que protegen de las picaduras de los mosquitos (cumplen la función de filtro, subdivisión y mosquitero). This is a micro example of how good intentions and ‘development projects’ can fail, when technical solutions don’t cross a cultural filter (a technical solution that fails culturally). Are we going to do the “mosquito net” solution/Project of architecture and territorial planning?
Margaret Kosek, del Centro para la Salud Global (Center for Global Health) Johns Hopkins, está llevando a cabo proyectos de investigación y prevención de malaria en Iquitos. USAID ha contribuido a mejorar los establecimientos de salud de Iquitos y GATS (General Agreement on Trade in Services) provee ayuda técnica. El gobierno del Perú, por su parte, ha instaurado el Sistema Integral de Salud y el Seguro Integral de Salud.
ENFERMEDADES VENEREAS: la tasa de infecciones sexuales en Iquitos es más alta que en Lima.
ACTIVIDADES ECONOMICAS ALTERNATIVAS: el gobierno peruano promueve la siembra de sacha inchi. Entrega tierras a quien esté dispuesto a sembrar un mínimo de 12 hectáreas de esta planta que contiene 20 aminoácidos y de la cual se extrae un aceite que no contribuye a incrementar el colesterol ni altera las grasas. Una siembra produce 20 años de cosecha. Habría que preguntarse, sin embargo, qué consecuencias podría tener para la Amazonia peruana la siembra masiva de sacha inchi.
Etnias de la zona: achuares, urarinas y quichuas.
Entrevista a médico en el Centro de Salud de Iquitos:
¿Cuáles son las enfermedades más comunes entre la gente que acude al Centro? Las diarreicas, una de cuyas principales causas es la falta de potabilidad del agua. También son comunes las enfermedades respiratorias, causadas por los cambios climáticos y el estiaje. Por último, están siempre presentes enfermedades crónicas como la diabetes, el colesterol elevado y la hipertensión.
¿Cómo funciona la dinámica de aseguramiento en Iquitos?
Nuestros pacientes tienen aseguramiento público. El servicio es gratuito para quienes se ubican en el primero y segundo quintiles de pobreza. También hay un seguro subsidiado y otro que depende del pago de aportaciones.
¿Tienen capacidad suficiente para atender a todos los pacientes que acuden al Centro? A veces el sistema colapsa. La demanda sigue siendo superior a la oferta. Los médicos, este rato, tienen que atender, en promedio, a 25, a veces hasta 30, pacientes. Desde el punto de vista de los equipos, enfrentamos el problema de la obsolencia. Muchas de nuestras máquinas ya no sirven y no nos permiten cumplir a cabalidad con nuestras funciones. Para contrarrestar esta deficiencia estamos colaborando con las agencias de cooperación internacional de Corea y España.
¿Se han llevado a cabo acciones para mejorar la provisión de servicios básicos? El proyecto Agua para Todos construyó 7 pozos de almacenamiento de agua. Es un avance, pero no logra abastecer a toda la población y la calidad del agua todavía necesita mejorar.
¿Dónde podemos encontrar datos estadísticos sobre los índices de enfermedad en Iquitos? En la Dirección de Salud, en la oficina de Servicios de Salud; o en el Hospital Regional, en Epidemiología.
¿Cómo manejan las diferencias entre medicina tradicional y medicina institucional cuando los pacientes solicitan la primera? En las periferias de Iquitos la gente suele acudir primero a la medicina tradicional y luego, cuando no logra los resultados deseados, busca tratamientos convencionales. También son muy populares los "frescos": una serie de extractos que sirven para prevenir o curar varias enfermedades. Son un excelente ejemplo de sincretismo de la medicina tradicional y la occidental.
¿Enfrentan problemas por el relativo aislamiento de la ciudad? Al fin y al cabo, a Iquitos solamente puede accederse por vía aérea o por el río. Necesitamos con urgencia una carretera. La dinámica del río es compleja; es muy inestable e impredecible. Ocurre a menudo que nos vemos obligados a referir a nuestros pacientes a hospitales de mayor nivel en Lima, Arequipa o Trujillo. Trasladarlos es difícil, pero nos vemos obligados a hacerlo, porque no tenemos la capacidad para llevar a cabo operaciones que demandan especialistas. Tenemos un serio déficit de profesionales. Si lo pudiéramos suplir, y mejorar nuestros hospitales, no tendríamos que acudir a otros centros. Por ahora, sin embargo, es inevitable que lo hagamos.
¿Qué servicios médicos ofrece este centro? Nos concentramos en servicios de prevención, obstetricia y promoción (educación). Los hospitales se clasifican por niveles y subniveles. Nosotros pertenecemos a los niveles 1, 2, 3 y 4.
¿Qué criterio rige la clasificación? Entre otras cosas, el número de especialidades y subespecialidades ofrecidas.
¿Tienen ustedes clínicas flotantes? Sí, tenemos dos barcos que sirven a las comunidades más alejadas. Uno de ellos tiene su base en Belén.
¿Cómo están los índices de HIV y SIDA en Loreto? Altos. La industria sexual es prominente a lo largo del río. Eso incrementa la incidencia del SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Las estadísticas, sin embargo, deben estudiarse tomando en cuenta que ha incrementado también el número de denuncias. Es decir, el hecho de que recabemos más información que antes no necesariamente significa que las enfermedades hayan incrementado en la misma proporción.
¿Se está haciendo algo para contrarrestar la incidencia del SIDA? Sí. Hemos realizado varias campañas de concientización y repartimos condones de manera gratuita.
Hemos notado que la explotación sexual de niños es común en la zona. ¿Qué se está haciendo al respecto? El tema de la explotación sexual de niños es difícil. La idiosincrasia de las culturas locales no ayuda, puesto que entre las comunidades indígenas los matrimonios entre adolescentes son comunes. A niños de 12 años se los considera aptos para reproducirse. La mayoría tienen hijos entre los 14 y 16 años. Es decir, su vida sexual comienza algunos años antes que en otras culturas contemporáneas.

Alto Nanay

Pesca con barbasco / Minería / Hidrocarburos
“La posta”: centro médico: puerta de acceso a la medicina en Iquitos: 6 doctores, 4 enfermeras, 64 empleados, 24 horas. Microrred.

Moronacocha

Rivers get contaminated. Bodies get sick.
Santi says that GPS fails at places… Some towns -of considerable size sometimes- have yet to be registered.
The Amazon is impossible to control: it floods and there are a myriad hydroways…
And the canopy provides a perfect hiding place.
Drug-traffic issue. Crime gets displaced, not eradicated.
Descolonización mental, corporal, desde adentro, para adentro.
Se reemplazan las topas de las casas flotantes cada año porque la balsa absorbe agua y pierde flotabilidad. Se las amarra o se las fija en la base de las casas, en este caso, la mera fricción las mantiene en su sitio. Las hojas de una palmera (pona? irapai?) se utilizan en la techumbre.
Motosierras / Motocicletas / Motonaves Motorizadas
Motocarros como hordas de insectos: ventilados, próximos, visibles. Hay menos opacidades en las calles de Iquitos.
El tesoro tan buscado, el Dorado negro, las reservas subterráneas de petróleo.
Rendija continental, parte al continente en casi dos: intersticio de agua gruesa.
“Entre” por sobre todos los “entres”: entre dos océanos, entre dos continentes, entre altura y mar, entre costas, entre río y mar –condición inverosímil, nupcial.
El mercado es una flor carnívora, carnosa, medusa gigante que engulle en su humedad todo lo vivo y todo lo muerto; en burbujas –salchicha engordada de pastos y especies, cueros peludos de alarido lejano y piso de metal resbaloso; paralelo al múltiple converger de los ríos y brazos, se concentra –con las aguas- en Iquitos, verdes, colores, importaciones, CDs, celulares –sedimentaciones comerciales que se acumulan con igual premura que los lodos acarreados por caudales microscópicos y gigantes: trituran, poco a poco, pulverizan, engullen, como hacían los indios huaorani –según cuenta mi abuelo Jorge- con las cabezas enemigas, decapitadas, encogidas en trofeos colgantes de una selva guerrera y compleja. Le extraían los huesos al cráneo, luego de triturarlos, para rellenarlos con arena negra –¡cuánta historia se pierde, cuánto saber! Historias de aperturas primeras y difíciles; de grosores que se diluyen y compuertas que se dilatan hasta explotar.
La selva está, entre otras cosas, militarizada.
Hoy, domingo por la mañana, hubo desfile de patas de palo, pendulares y tiesas, como en Cabo Pantoja, como todos los domingos a lo largo y ancho del Perú: y hubo trompetas y clarinetes y trombones de luces musicales.

19.12.08

El engrosamiento mercantil de los flancos de las calles, cuyas pequeñas vertientes permiten el tránsito de hilos de gente, entre mesas alineadas con manteles, o en madera cruda que se curte bajo los aceites y trozos de comida; abriéndose paso por un coral riquísimo de productos.
Aquí la piedra tiene poca cabida, en este reino predominantemente vegetal, tan vivo y tan muerto todo el tiempo, viviendo/muriendo perenne, en un reciclaje opaco y sombrío, de lodos que chupan las aguas inquietas, conforme se hinchan o retroceden, desde glaciares que se derriten o se cristalizan en los helados Andes –y si los glaciares allá arriba retroceden… qué ocurrirá acá abajo, entre las forestas que beben sus frutos.
Entre dos océanos. Hacia el oeste las cualidades son andinas; hacia el este, brasileñas. Música brasileña, productos brasileños, acento portugués.
Lo fascinante de Iquitos es que es complicado referenciarlo.
Puerto fluvial. Pienso en los puertos del Pacífico para describirlo, no bastan. En los del Atlántico. Tampoco. Su afluente no es ni río ni mar; la ciudad, ni atlántica ni pacífica.

12.12.08

Mercado Belén, Iquitos

Entré por la boca negra del edificio azul brillante perdido en el marasmo del mercado que engrosa la calle de especies, frutas, vegetales, ropa, cosméticos –y una miríada de colores y olores. En la penumbra húmeda de concreto se respiraba un olor a carne fresca/recién abierta, sobretodo de pollo, que me transportó a las gallinas que cargaba el barco, con sus plumas mojadas –el olor de lo vivo, el olor de lo apenas muerto. Me preguntaba si era aquí a donde habían venido a parar los animales domésticos recogidos en las selvas del Napo.

Baldosas y baldosones

Patrones tradicionales / Patrones novedosos / Ceramic wallpaper

Frutas

Aguaje / Camucamu / Uvos / Arazá / Taperiba / Copoazú / Anona / Lucuma / Tumbo

Cuentas pendientes…

Cuentos pendientes

Comunidad de Huiririma

Ubicada a una hora a pie de la escuela en Santa Clotilde. En procesión, los niños caminan la distancia dos veces al día.

Quebrada de Huiririma

Riachuelo con alas de murciélago, helado y negro, como obsidiana pulida. Transformación vulnerable del volcán duro del cual proviene. Los tentáculos de espejo toquetean. Invitan a zambullirse (la semilla de los aguajales hace negra el agua).

René Alvarado - el Tatatao

Pájaro que advertía a indígenas sobre la presencia de “forasteros”. Ahora advierte a animales la presencia de humanos. Da la voz de alarma.

10.12.08

Cartografía de Petro-Perú: lotes de contratos de operaciones petroleras y cuencas sedimentarias.
PP-001. 12-12-06: Pan Andean, Pluspetrol-Hunt, Sapet, Hunt Oil, Olympia, Petrobras, Petroperú, Serpet, Burlington, Occidental, Talisman, Pluspetrol, Hocol, Petrolífera, Harken, Gran Tierra, Barrett, Fugro, Amerada, Maple...
Infecciones estomacales y deshidratación – comunes - comunidades alejadas (les toma 3 días llegar al centro de salud) – mucha gente muere
John Mc Carthy (EEUU) – Iglesia Santa Clotilde – Centro de Salud
Transporte relacionado con las necesidades de salud: cómo se moviliza a la gente enferma, cómo se la evacúa?
La mirada del tatatao – programa de radio.
San Martín – Alto Amazonas: revueltas: han quemado el edificio del gobierno regional.
Proceso de ghettoización de la Amazonia. A los indígenas se los está acorralando en reservas.
Las geografías sin gente de la planificación… están tan llenas de gente.
Tendencias de crecimiento demográfico: 80 mujeres embarazadas en Santa Clotilde.
Hay muchos niños.
Clínica flotante /
Ambulancias fluviales /
Posible financiamiento: petroleras /
Programa educativo: biotecnología + ingeniería genética + medicina / Costos y tiempos /
Ramificaciones turísticas: spas, turismo de salud. /
Alimentación: agricultura, agroforestry.
Imashutiki? Cómo te llamas? /
Maipi huasipi? Dónde vives? /
Zunku: corazón, Zunkuchayai: corazoncito /
Sacha-guarmi: woman like.

9.12.08

“El forastero ofrece buena comida”,
dicen las letras de tiza blanca sobre la pizarra negra.
Y quisiera recorrerme la América entera, escribiendo, de forastera local, local forastera.

Santa Clotilde


Julio 10: Acercarse a un puerto tiene su encanto. La palizada de luces gruesas proyectándose como estacas en el agua de un muelle oscuro, nos recibió ayer, intermitente. Conforme el barco se movía, se yuxtaponían las líneas de luz, resbalándose, unas sobre otras.
Palos de luz naranja y blanca: fundiéndose, luego desatándose de un instante de fusión total en movimiento.
Santa Clotilde es un aperitivo de Iquitos. El megáfono se levanta con su boca de embudo impertinente sobre todas las orejas y los gallos: el himno del Perú se eleva junto con el sol, y luego, la voz del Alcalde, haciendo un llamado a la amistad con el extranjero en una mezcla de quichua, castellano e inglés.
Dígale: beautiful, for example, y sonría, no pacha… n ana.
La piromanía del cielo se condensa en un vórtice rojo: caldera celestial, absorbe su voz redonda el cráter de nubes, apretado, vertical.
Lenguas de fuego se escapan sobre la noche plata que devora las sombras.
Lenguas de fuego escapan a los rayos para llenar de crepúsculo el río.
Ahora está pincelado de escamas, de fríos, de inviernos remotos que aquí no son más que superficie.

La carga y la descarga; la luna que se llena y se vacía: el río pulsa, venoso de ira, el río pulsa con el coraje de la Charpentier.
El río le corre por dentro. Se le ha metido a la carne durante las noche de navegación solitaria por el Napo, el Curaray, el Amazonas. Sangre lodosa; sangre de barro que fluye lenta, en palpitaciones de paciencia fluvial. Seis hijos la llenaron. Seis la vaciaron. De tres maridos, aunque acumuló seis. Mujer seis, dejó la religión cuando se encauzaba por las luchas del adventismo, y las preocupaciones trascendentales del séptimo día como día seis, para comerciar en las aguas morenas, verdosas, de este río en cuyas costas no estudian las mujeres –no estudia casi nadie. Su padre no firmó el permiso de partida a Lima cuando la esperaba la Facultad de Medicina –sustituta del seminario. No esperó a los 18 para irse sin necesidad de firmas. Desde entonces se dedica al comercio, “al contrabando”, según sus palabras, de madera, charapas, loros, monos, tucanes y papagayos. Desde que le dijeron que ese no era oficio para mujeres, es hombre-mujer: dejó su religión, abandonó su vocación de médico… le hubiera gustado ser pintora o militar, porque es “atrevida”. "Eres una diabla", le dicen los hombres del barco. "El hombre es una costilla del diablo, entonces", les responde ella.
Guarnición de Curaray
En las Tres Fronteras se protege mejor la selva porque aúnan fuerzas tres países: Brasil, Colombia y Perú.
Tráfico: ahuyenta a los animales
Río Curaray: compañías petroleras

La carga

Vegetales y frutas: Racimo ‘pildoritas’ (oritos) - 1 sol / Racimo plátano de seda - 4 ó 5 soles / Racimo plátano manzana - 2 ó 3 soles (no dura, es el alimento de los animales) / Animales: Gallina - entre 10 y 15 soles (pequeña – grande) / Gallo - entre 18 y 20 soles / Chanchos - 2 x kilo (al ojo de catador), entre 50 y 80 soles / Vacas - entre 1000 y 1200 soles / Toro o búfalo - 1800 soles / Tortuga o charapa - entre 15 y 18 soles / Peces: Paco gabitano? - Ya no hay
La comida también se pela sobre el gigante bote (de basura) del río.
El río lo absorbe todo en su inmensidad. Parece invencible.
Impensable que pueda algún día convertirse en una cloaca…
Veo, lenta, la selva pasar.
La basura va al agua. Sacó el pote lleno de papel higiénico amarillo y blanco, y lo vertió sobre el marrón de las aguas cada vez más anchas y lodosas.
La veo lenta pasar.
Ahora divertimos hacia la otra costa en relación diagonal. La mayor parte del tiempo me siento transitando un corte o una disección de cuchilla sinuosa.
Llena de enormes detalles.
Las ramas penetran el flanco del barco, tentáculos de atraque, lo pinchan a lo largo de la costa peluda a la cual se apega, como quien aparca descuidado: camión gigante en una carretera enorme, sin competencia –aún.

7.12.08

Cuelgo, como una vaina, un fruto carnoso, protegido por el pelaje del saco de dormir, sus millares de fibras corpusculares, entre el bullicio de un barco que se ensancha de vida: se sedimentan en su útero metálico incontables organismos. Está invadido de olores en movimiento.
Se ha llenado de gente la planta baja –está poblada de hamacas donde el olor de carne humana se mezcla con el olor a cerdo. Algunos duermen sobre colchonetas en el piso: muchos enroscados alrededor de sus niños. Hombres jóvenes… me pregunto por qué la miseria de los otros, la incomodidad ajena, es sujeto de pintoresquismos o romanticismos inaceptables. Las formas de vida indígena han sido por completo perturbadas. ¿Cuáles son las alternativas?
Rara vez crece recto un árbol –he ahí la riqueza.
Planicie acuática de nubes narcisistas.
Se posan gigantes, ominosas, sobre el firmamento del río.
Se remojan enteras y se rascan sus panzas burbujeantes sobre las copas de los árboles invertidos, en este mundo de espejos y espejismos, crecido hacia adentro, con las raíces patas arriba. La selva entera se clava en las aguas luminosas, palillos finos multiplicándose, en un juego de líneas, en halos de pelámenes fogosos.
Pantano continental.
Es fácil construir una idea romántica de la Amazonia –desde lejos. Pero la realidad es que las condiciones de vida permanecen básicas, sin ser ya indígenas (las culturas indígenas son de una sofisticación inigualable). Son una gelatina mutante de luchas que se suman bajo la lluvia.
Hoy me parece un sistema viscoso, fuera del agua prístina e inocente de Jatuncocha. El tramo es de plumas ensopadas, vapores de cocina contrecha, pelos erizados de cuero de jabalí enroscado, de canastas tejidas en jaulas de pájaro, guanta puntiaguda entre los brazos, colas de cerdo arrastradas sobre la superficie resbalosa del suelo de metal –la vida en la Amazonia es dura, chaposa, enlodada para quien no es turista y espera el paso de esta barcaza con esperanza y ansiedad: único contacto, aún, con el mundo fuera de este río.
Nos detenemos… seguimos, en espirales de baile dislocado.
¿Cómo describir la Amazonia? Tan sólo la ficción parece proveer los mecanismos necesarios. Cada parada es un escenario inverosímil. Este arca de Noé improbable se ubica en la línea entre lo creíble y lo inimaginable. Dicen que la demencia es la incapacidad de distinguir entre lo “real” y lo imaginado: la Amazonia, en su crudeza, es ficción pura, pura realidad. Visitarla es sumergirse en lo fantástico, en la catarsis de su tragedia, la comedia de su realidad –a la selva uno se aproxima con humor, para sobrevivirla; con admiración, para penetrar su grandeza.
La erosión continental de un río sin magnitudes, ubicado fuera del metro, irreverente y calmo. Someter este paisaje a la medida es destruirlo; aprender a vivir con él, en él, de su lado, es un reto por enfrentarse. Absorber su humedad, verde o azul, es condenarlo.
Se embarcó el Cabo Pantoja, abocándome en vaivenes pendulares de hamaca, de vientos furiosos…

30.11.08

El cono de luz de las linternas barre el río cuyo campo sembrado de sombras se abre ante el barco: de un lado hacia el otro, en un halo que enciende una línea difuminada sobre el agua… qué buscan? Troncos, obstáculos, anuncios. Atentos. Este bote no duerme. Recibe señales contrarias y atraca. Se encienden, antorchas, todas las luces de la proa, iluminando a pequeños paquetes de gente que salen con sus productos a recibir la visita: la luz blanca los ilumina de lleno: actores en su anfiteatro natural, fosforescentes, como troncos de ceibo, y los pequeños claros en la selva se convierten en escenarios del comercio: personajes fellinianos a los que retrató Herzog. El alarido de un cerdo rasga la recua, los colores de las camisetas vibran en coreografías dantescas cuando los proyectiles les dan brochazos de luz, las canastas que sirven de jaula a las gallinas se expanden en halos de plumas, como flores soplables, que se deshacen bajo la fuerza del viento, para dejar las carnes expuestas, la crudeza abierta, el grotesco supermercado de verdades dichas enteras. En la Amazonia todo es como es, monotonía impredecible, misterio lleno de sorpresas incalculables.
Los pueblos señalan su presencia en medio de la oscuridad de la selva encendiendo sus proyectiles de luz blanca–negra. Linternas que marcan, como cirios gigantes, soplados por las manos, la vigilia de quienes esperan el milagroso arribo del “Cabo Pantoja”. No importa la hora. En otro territorio sería el fuego. En otra época, la levedad de la canoa. Ahora las antenas puntean por aquí y por allá, añadiendo con sus cerchas verticales, una especie metálica a la selva. En Tempestad, el pueblo donde paramos, un megáfono se levantaba sobre la totalidad, para abrir el cono de voz del Alcalde.
Duermen a nuestro lado gallinas y gallos, algún ganso.
Paisaje demencial –felliniano.
A otro cerdo lo arrastran de la cola para depositarlo en el chiquero flotante de la planta baja del Cabo Pantoja. El olor sube por los flancos hasta la cubierta en donde hemos colgado las hamacas.
Hay playas…. Los intercambios del comercio amazónico: a veces salen canoas a nuestro encuentro; otras veces atracamos.
Los niños: diminutos ramilletes entre las palmas y los ceibos gigantes.
He dejado de contar el número de veces que hemos estacionado al borde de la costa. Trato de tomar una fotografía cada vez que nos detenemos en medio del cacareo de las gallinas y el despertador desorientado de los gallos.
Las olas quietas de este mar cautivo van a rebalsar suaves sobre las costas fluctuantes.
DEFINITIONS (according to the Amazon).

Breakfast: guanta con arroz y chifles.

Barbasco: fluid poison, fishing stream-line.
Comienzan a caer los colores de la tarde, y el rumor de los motores que se aproximan apaga la sensación de deslizamiento y “remaje”.
To project versus to have a project

El Cabo Pantoja



















Los cerdos chillan en berrinche colectivo
-el barco se convierte por un instante en el eco de un matadero flotante.
El mercado de la selva es una estructura cruda: el peregrinaje zigzagueante del barco trisca meandros, se choca contra márgenes oscuras, atraca en puntos insospechados, llamado por señales de luz nocturnas: suben cerdos, se apilan los plátanos, se abre campo para las vacas y los toros…
Los horizontes se multiplican, las líneas asfixian la perspectiva. Curva apenas el confín. Infinito confinado, este río.
No hay lógica ajena que le valga aplicación alguna. Y una barcaza rasga el límite, estableciendo otro plano, otro horizonte, otra ruptura.
Like a pin-ball, it collides against the soft edges of the river, blue metal buffered by gigantic fingers of moss: we pick up three more pigs, bananas… and other jungle delicacies.
Mi hamaca huele a orines. Sus tendones de lana sostienen los músculos que se riegan y adquiere forma en su arco invertido.
Habito una (con)catenaria: lecho clave en la lógica de los bosques, donde todo cuelga, se clava, se precipita… Unos tentáculos se agarran de otros, vacían (varían) los grosores, se retuercen los barroquismos de la exuberancia vegetal, se insuflan las espumas de los interiores de boas y troncos.
Regreso al mundo de lo marino: vientos de Océano Pacífico, horizontales, magnificados por las avenidas de los ríos –levantan la piel de la costa.
Los vórtices de las gotas, los vértigos del viento.
Piquigua: liana que se utiliza para anudar estructuras.
El carguero se incrustó contra el perímetro de la selva.
Qué demencia naval indujo al barco a girar dos veces, como una bailarina gorda y alocada que sacude sus faldas antes de partir en línea monótona: el pasamano y la estructura de la cubierta enmarcan el paso de este rollo interminable de película: la costa se desdobla en una serie perfecta, sin principio ni fin. Y miramos a través del gris vahoso, las lejanías del clima.
La tinaja de metal degüella los árboles: los encuadra, como una guillotina lineal.
Morete / aguaje --> viagra
La pulpa de la palma que sabe a coco, le sirve de alimento al gusano blanco.
Los senderos cruzan toda selva
Las “guardaespaldas” son las hormigas pequeñas que van montadas sobre las hojas que cargan las hormigas grandes: sirven de guías también. Los senderillos se respetan… no sin allanamientos y embotellamientos.
Pambil / Chonta --> Lanzas / Flechas
La hinchazón provocada por una raíz que nace es muela que se abre paso en las encías del árbol. Canibalismo vegetal y motor. Fijeza que camina con sus tentáculos como las ensoñaciones de Archi-gram.
Hongos gigantes: los papiros de la selva.
Claros naturales de bosque.
Hojas de ácidos cítricos estrangulan sin dedos a los vecinos vegetales y construyen enclaves de vacío. Estrategia interesante en la competencia de redes verticales de la selva.
En las chacras del diablo, las hormigas que se alimentan de las hojas saben a limón. Comérselas a ellas, es anestesiarse. Andar sin sed, sin hambre, sin cansancio.

Noche de carpa en el Yasuní

En la Amazonia puede clavarse uno en el cosmos antigravitacional del agua.

Añangos

Hormigas arrieras: eventualmente se cansan de su carga, y un día vuelan.
Los indígenas, cuando las hormigas están a punto de despegar en agosto, ahuman el suelo perforado. Millares se precipitan, como avionetas sobrevolando volcanes en erupción, y comienza el festín.

Raíces infraestructurales

Hasta las raíces se horizontalizan en la Amazonía (dentro del grosor del suelo útil). No se hunden verticales, hacia adentro.

Guarango

El árbol de los contrafuertes –de nervaduras góticas.
La baba en los nidos de termitas sirve para curar el acné.
Y la savia de las raíces que salta como espuma bajo la compresión del nido sirve de bálsamo.
Cedro: oro rojo
Pona --> artesanías (joyas) + rayaderos:
es una palma que camina aproximadamente 3 metros en su vida.

Camina en la dirección del sol, de la fotosíntesis.

Sed de luz. La selva entera abre sus bocas a los delgados chorros de sol.
Cruzar la Amazonia: un ritual de pasaje por la América, un ritual de transformación.
Cruzarla informalmente, al estilo sudamericano, con los pies y los remos, sin subirse a las cinco estrellas de los hoteles que no permiten ver los cielos y constituyen una forma más de irreflexión –cuando el viaje debería ser despertar, emancipación del consciente y cultivo de la fantasía inconsciente.
La lluvia picotea el Yasuní, cicatrizándolo con golpetazos laterales. Puntitos que se encienden en la valla horizontal del río, plantas que se sientan sobre plantas, en los salones rococó de la selva.
Muros de enredaderas y palmas.
Curiosas se inclinan hacia adelante.

29.11.08

Remos: bodoqueras de chonta, de paletas anchas. Motores fuera de borda.
Palaca: sistema de medida del fondo de las aguas –sistema de navegación local, bien adaptado a las variaciones continuas del lecho. Los bancos de arena son impredecibles en sus movimientos, como el río.
Raíces acróbatas de estructuras tubulares con centros de gravedad voladores –circo inverosímil de monstruos retorcidos, magnitudes malabaristas de lianas anti-gravitacionales y payasos oscuros que perforan túneles hacia el infierno.
Son mariposas vegetales.
En la Amazonia cae uno y caen todos.
Las piñas de la laguna pinchan las aguas como muelles abandonados hace siglos, esperando al caucho y las nuevas glorias de las infraestructuras por venir.
-como un eco del pasado emerge mi sangre hasta la superficie de este río recorrido en estelas cuyas volutas se revuelcan hacia fondos lodosos –en silencios seductores de encuentros que no dejan huella pero remueven el curso de los ríos, reconfiguran sus ramajes –árboles líquidos, los dedos del Amazonas, se abren paso sus vertientes entre las vertientes verdes de los árboles ambiciosos que aspiran al cielo: torre de babel con miras a alcanzar la luz, habla lenguas múltiples en su discernir ruidoso de pobladores invisibles, acechantes en su pulular oscuro.
Se reventó el algodón nativo: su pepa roja, gigante, que cuelga como papaya de una rama, reventó bajo la presión de la suavidad empollada durante meses, que ahora quiebra el cascarón y vuela en mil plumas por las brisas del Yasuní.
El viaje a Cabo Pantoja en la mañana fue de un misticismo surrealista. La garúa se levantaba quieta. Poblaba río y bosque de atavismos vaporosos. Las hojas filtraban con sus millares de púas huesudas la luz; se asían como alfileres de mantos duros a la densidad de la atmósfera… nos acariciaron sus cascadas de arenas luminosas. Nos precipitaron sus cedazos boscosos.
Miro la quilla rasgando los velos de la niebla, revelando lentamente el agua: el reflejo sobre el río lo puebla de amazonas.

Las redes del agua se reflejan nítidas en el atardecer de los botes. Todo en el Amazonas parece reflejarse: el cielo en el río; el río en los flancos de los botes; los botes en los árboles que caen rendidos, verticales, hacia el fondo de las aguas: hondos en la película de la superficie.
Pilotes multitudinarios sostienen la mega arquitectura de un ecosistema que es tan perfecto, que raya en lo cursi. Todos lo creerían una ficción imposible: los atardeceres que no se repiten y pintan de grotescos rosados cielos improbables; los arco iris de saltos elípticos, dos a la vez.
Ceibos monárquicos. Nos adentramos en el río Yasuní, la zona de amortiguamiento muestra parches rasurados.
Una cabeza peluda se hace rala, la calvicie amazónica –envejecimiento prematuro de un cráneo que pulsa con vida, con el encanto de la juventud ancestral (su esencia es la renovación continua).
Ese árbol, ese rasgo particular, me permite ubicarme en la costa –anclar mi orientación- en medio de las riberas, dos líneas continuas, verdes incesantes de diversidad… Viscosidad. Palos rojos, cargados de hierro, se retuercen entre palos blancos, embadurnados de líquenes blancos, y barbas. Qué veo desde el ojo de la caída? Esperando. Qué hay? Un cerrar los ojos y escuchar tanta vida y sorberla por los oídos, en burbujas de líquido efervescente… me pican con placer la garganta de las orejas, sus espóndylus de cartílago: bebo los sonidos que no cesan en la selva –nunca, ni por un instante, deja de silbar.
el chamán – el hospital
Son gente de la ribera
No parece real.
Parece hasta cursi de tan rosado –los perfumes negros sobre las vetas plateadas, los rosas, los azules, los grises… todo parece un kitsch natural: mentira, simulacro, pobre reproducción; una mentira en continua transformación, una verdad.
Parafraseando a Manolo:
Capturar el paso lento del tiempo: el estallido lento del atardecer, el reloj en el bus que marca una hora absurda y pasa los minutos con retraso continuo, la desolación mágica de una ruina nueva –relativamente nueva. La cualidad irrepetible e inimitable de la madera, pintada en el tiempo.
El ser humano ha tenido que dar una vuelta entera a la historia para retornar a las delicias de lo elemental.
El Amazonas es marítimo y no es en lo absoluto marítimo.
Hay playas, pero no son de arena, son de lodo. Cauchoso. Pegajoso barro barroco.
Hay atardeceres, pero no se caen: permanecen suspendidos en colores, se disipan…
Son atardeceres, pero las tonalidades son otras: plateadas, azulinas, de verdes rojizos.
Hay islas, pero no son volcanes que emergen desde un fondo marino, sino matorrales gigantes que amalgama el río.
Hay marea y hay olas, pero se crispan apenas en una aparente calma que tira a ultramar.
Tintes, no sales.
Marea que sube y baja, pero es línea tenue y fugaz.
Hay, sobretodo, río.
Hay río-mar.

Pero no es fuerza que ruge contra las rocas.
Hay gaviotas, de qué tipo?
Aquí, avendrán las corrientes y naciones.
Las venas descansan, inyectadas de sombra, hinchadas de rojo en bifurcaciones de piel azulina. Se esparcen desde el músculo macizo en el pecho, desde el centro de la cordillera de vértebras, cargadas de savia.
Cristal triturable –la ilusión.
Esta casa fresca de madera, cuyos tabiques porosos proveen sombra y solaz, es una bendición bajo el sol canicular del Ecuador. Poblada de ruidos, este es el paraíso de los insectos. Afuera el sol tuesta el maíz de don Vinicio, sobre un manto plástico de azul cielo. Cada taza, un trago del oro mesoamericano. Los lomos de miles de granos y el ruido ronco de los tazones de metal que los devuelven al costal.
Delicioso líquido –nos regresa al contacto con lo elemental.
Río, río marrón, teñido de lirios de azul.
Brochazo de luz, te visten de seda.
Las nubes lodosas del río nadan y se enroscan en sus turbulencias. Hacen malabares sutiles de luz: pequeños huracanes del orificio, de los hoyos en las mejillas del río cuando sonríe, gustoso, coqueto, anudando su piel morena.
Enmarcados en el pequeño toldo, jugamos a la caravana en el teatro de la caña. Roberto abre los brazos en gesto de tronco, se apagan los motores de la sorpresa…
Hoy ha sido el día de desatar malentendidos.
Los árboles todos se van de fiesta, emperifollados con collares y aretes barbudos, pulseras que se enroscan en sus millares de brazos, bufandas frondosas de plumas, velos de líquenes y lianas; otros se van de troncos desnudos, despliegan la esbeltez de sus cuerpos tensos…
Espejo inmenso de un cielo narciso, anclado en los ecos de tus aguas.
Micro-turbulences
The reflections, needle mirrors of the Amazon.
Brittle eyes, scintillating timeless movement.

(Fotografía: Ana María Durán)
I feel minute and flat in the Amazon, piercing through the waters, an awakening that lasts but a second before one drowns into sub-riparian universes. Dark. Darkness of suspended matter. Constellation of wet dusts that Pollock the page upon which I write.

21.11.08







(Fotografías: Ana María Durán)

Un cargamento de cervezas, botellones de agua, perfiles de aluminio, mallas, ventanas, huevos, alambres de púa, cemento para las nuevas aulas escolares de Nuevo Rocafuerte.

Y nosotros.

El Napo


(Fotografía: Ana María Durán)



(Fotografías: Manuel Mansylla)

Los asentamientos puntean el Napo de lado y lado.
Un urbanismo de mega-Venecia.
El revoloteo del agua bajo la canoa, deslizarse rumoroso, pájaros.
Una inmensidad aplanada entre dos inmensidades.

El Napo es un brazo musculoso.
Comunidad Samona (derecha, río abajo)
Derechos sobre el agua…
Complejos turísticos:
pasamos el acceso a Sacha Lodge y Yuturi.
Se alineó Orión al costado de la luna nueva.
Se botan tóxicos en el río Aguarico:
contaminamos grandes brazos de agua a la vez que publicamos libros sobre su futura escasez y el conflicto que se avecina en su nombre.
PERFORANDO

Edén

Puerto petrolero
Mirábamos la granadilla ayer: los millares de púas suaves que apuntan hacia su centro para sostener los granos de la periferia. Semillas babosas que se agolpan en un pequeño universo naranja.

Cáscara suave. Cáscara dura.

El Yasuní




(Fotografía: Manuel Mansylla)

Bolívar Alomía, sentado a mi lado, me dice: es como ver la espada desenvainada y acercarse –hablando del Yasuní.
Se percibe el peligro, se avecina, y en lugar de soslayarlo, nos lanzamos a sus brazos filudos, hundimos la carne en sus púas.
En la Amazonia ecuatoriana, en el Napo, la gente desayuna carne salada o dulce, comprimida en jugo, metida hacia adentro, con arroz y vegetales y yuca. Se come con cuchara, se corta con cuchara.
Pollo (seco de gallina), arroz y alguna combinación de vegetales (pepinillos, tomates, cebollas… encebollado)
La luz se derrumba en el telar de la noche que amanece.
Cuarenta días de atardeceres selváticos nos esperan. El primero me llena de goce. Me quedaría en este enredo, pero avanzo fuera de sus ovillos musgosos por el hilo grueso, lanudo, del río, que se desploma en taludes acuáticos desde los Andes.
Los movimientos de tierra son incalculables: cordilleras se deleznan en ríos; selva que se deshoja en polvos de mar.
El Amazonas es el río monumental de los Andes monumentales: su negativo y complemento, se bifurcan los macizos de glaciares en un delta mayúsculo, la boca atónita del silencio ventoso en las alturas, un grito apagado, bajo el agua en el Atlántico.

Pañacocha

Puerto público
(significa “laguna de pirañas”)

Providencia

Puerto privado.
Compañía brasileña compró tierras allí.

Nuevo Rocafuerte, puerto fronterizo (orillas nacionales)




(Fotografías: Manuel Mansylla)
Cada paisaje es una forma de pensar.

Islotes que son como montículos flotantes: nidos de paja se enredan en el telar de la corriente.

Endless string of subtle variations.

Plano.

Bandas de altura vs. combinaciones múltiples de competencia vertical.

Las flamas controladas de la infraestructura petrolera. El infierno contenido del rojo domado en el verde –es el infierno del enredo verde. La carretera corre paralela al río. Antorchas de hojas rojas en la competencia vertical del verde.

Me fascinan los troncos blancos de la selva.

Katy abre las granadillas como si fueran huevos: she cracks them.

Los troncos emergen desde el fondo de las aguas como fósiles de otro mar.

El río acaricia las raíces de los árboles.
La línea del agua es una guillotina inmisericorde.

Lógicas horizontales en un ecosistema seccional.
Tele-comunicadores en las zonas remotas.
LazOnas (Amazonas).
Las Ama(zonas).

La piel de estas aguas es sedosa, maravillosa, sedante.

Coca, Ecuador













(Fotografías: Ana María Durán)




(Fotografías: Manuel Mansylla)

Los camiones adquieren cualidad de piragua…
Las formas de las naves y las formas de la arquitectura.

Lamederos (collpa/parrot clay licks) de loros y guacamayos.

El Santi se baña en repelente.

La tinta es el lubricante de la mente.

Los objetos de la cultura que emergen de la natura del río son lineales. Y los objetos que surgen de la maraña de la selva son reticulares, tejidos en suspensión, telarañas arte-facturadas.

Las lejanías arbóreas.
Los patrones regulares de la colonización agrícola del monocultivo y los fragmentos que pasan, seriales, en la línea del tránsito fluvial.
La variación de la densidad de vegetación en los dos lados del río:
menor densidad, mayor colonización –y viceversa.

La horizontalidad de los horizontes selváticos.

In this boat, I am horizon.

El paisaje (registrado) no existe.

Incursions into a different type of colonization… what are the sediments of this telecommunications flow?

A different type of settlement.